
Bernardo Montoya





Serenata para cenote n°44̍
En la vitrina de Policroma, se despliega un conjunto visual (y sonoro) que evoca la magia ancestral de los cenotes y su conexión con la historia del planeta Tierra. “Serenata para Cenote °44’” es una instalación creada por el artista Bernardo Montoya, en donde el tiempo, la transmutación, la música y la naturaleza se entrelazan.La obra se presenta como una partitura de música cósmica, compuesta por un conjunto de esculturas que evocan la relación entre los cenotes y el meteorito que hace tantos millones de años, cambió el destino de la era mesozoica. Cada objeto es una sinfonía en sí mismo:, unos formados por capas de pintura y otros, por arcillas pigmentadas con óxidos, que se asemejan a la tierra y develan el misterio que yace bajo la superficie.
Las esculturas emergen como catedrales prehistóricas en pleno Antropoceno, donde la naturaleza y los humanos se encuentran en un abrazo infinito. Las capas de pigmento, como los anillos de un árbol antiguo, nos hablan de la historia profunda y silenciosa de estos enigmáticos cenotes. Cada tonalidad, cada matiz, es un eco del pasado y un susurro del futuro. La música, aunque inaudible al oído humano, resuena en aquellos que contemplan esta creación. Las esculturas, dispuestas con armonía en la vitrina de la galería, parecen vibrar con una frecuencia cósmica, evocando el ritmo primordial del universo. La serenata se despliega, sin tiempo ni espacio, transportando a los espectadores a una dimensión mística y ancestral.
Los cenotes, sagrados testigos del cambio, resuenan en esta partitura visual. Cada trazo, cada textura, es un diálogo entre el artista y la naturaleza, una conexión entre lo humano y lo divino. Es un recordatorio de nuestra propia conexión con el cosmos y nuestra responsabilidad de preservar y honrar la tierra que nos ha dado vida. “Serenata para Cenote °44’” es una oda a la belleza natural y a la reflexión sobre nuestra existencia en este vasto universo. A través de esta obra, Bernardo Montoya invita a los visitantes a sumergirse en el misterio de los cenotes, a escuchar la sinfonía de la creación y a encontrarse con el latido ancestral que se sincroniza con el ritmo de nuestra respiración. En esta instalación, el arte y la naturaleza se funden en una danza trascendental, recordándonos que somos parte de este universo.
Uno de los principios básicos de la pintura occidental, según Foucault, es la equivalencia entre el hecho de la semejanza y la afirmación de un vínculo representativo. Y es así, como Montoya intenta redimirse de la confrontación directa entre cosa y cosa:entre lo que es una pintura (que no lo es per se, sino un objeto tridimensional hecho de esta materia pictórica) y la imagen o, el conjunto, (que se convierte en una partitura.)
Bienvenidos a disfrutar cada nota de esta composición.
Doc. Cosiult.
Director emérito Instituto Arte & Maravillas



